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La Liga de Leyendas[]

Hasta hace sólo veinte años, Runaterra avanzaba hacia un desastre inevitable. Desde que sus moradores empezaron a agruparse en tribus, todos los conflictos se resolvían a través de la guerra. El método de combate predominante en todas las eras fue siempre el mágico, ya que los contendientes recurrían a hechizos y runas para mejorar sus ejércitos y diezmar los del rival. Por su parte, los campeones de cada bando empleaban objetos mágicos especialmente forjados para la lucha. Los invocadores, con frecuencia líderes de facto de las fuerzas políticas, desataban su imponente poder arcano directamente sobre sus enemigos y sus posesiones, sin atenerse a las consecuencias. Al disponer de tan abundantes energías puras, nunca estuvieron muy inclinados a buscar otras formas de conflicto más respetuosas con su entorno.

En los últimos doscientos años, los peligros de la guerra mágica descontrolada comenzaron a hacerse evidentes para todos los habitantes de Valoran. Las dos últimas Guerras Rúnicas modificaron drásticamente el paisaje geofísico, aunque tras la paz se dedicara una gran cantidad de energía mágica a restaurarlo. Violentos terremotos y terribles tormentas alimentadas por magia hicieron muy difícil la vida de todos los habitantes, y eso sin contar con los horrores propios de la guerra. Se pensó que otra guerra igual podría significar el fin del mundo.

Como respuesta a la creciente inestabilidad física y política, los principales magos de Valoran (entre ellos, muchos poderosos invocadores) llegaron a la conclusión de que había que resolver aquel conflicto de una forma controlable y sistemática. Así, crearon una organización denominada Liga de Leyendas, cuya finalidad sería asegurar la resolución ordenada de los conflictos. Tenía su sede en la Academia de la Guerra y los organismos políticos le dieron autoridad para dirimir el resultado de cualquier disputa.


La Academia de la GuerraInstituteofwar small


La Liga estipuló que todo gran conflicto político se resolvería en campos de batalla especialmente preparados para tal fin y repartidos estratégicamente por todo Valoran. Cada alianza política estaría representada por un invocador, que a su vez convocaría a un campeón. Estos, al frente de súbditos sin mente generados por invocadores noveles mediante la manipulación de un nexo, combatirían para conseguir el objetivo del campo de batalla correspondiente. La condición de victoria más frecuente sería la destrucción del nexo de la facción rival. Estos campos de batalla recibieron el nombre de Campos de la Justicia.

Aunque los principales conflictos políticos se canalizaban a través de la Liga de Leyendas, la lucha armada no llegó a eliminarse por completo. Por ejemplo, la decisión estratégica por parte de la Liga de construir la Academia de la Guerra entre las ciudades estado de Demacia y Noxus, constantemente trabadas en conflicto, impedía el enfrentamiento directo entre ellas, aunque no por ello se detuvieron las escaramuzas. El belicoso Alto Mando Noxiano, no obstante, decidió concentrar sus ambiciones de conquista en ultramar. Todas las entidades políticas se someten al gobierno de la Liga. Ningún dirigente en sus cabales osaría enfrentarse a esta vasta cábala de poderosos magos, invocadores y campeones.

Las luchas en los Campos de la Justicia sobre los que preside la Liga no tienen sólo interés político, sino que despiertan un gran interés social. La Liga transmite mágicamente las imágenes y sonidos de la acción en directo hasta receptores arcanos especialmente fabricados para ello y repartidos por todo el continente. Los combates son una de las principales diversiones de todos los pueblos de Valoran.

La Liga de Leyendas es supervisada por un consejo de tres poderosos invocadores, el denominado Alto Consejo de Equidad. Dos de sus miembros pertenecen a este órgano desde el principio. Por su parte, el alto consejero Heywan Relivash fue nombrado hace cinco años, tras la misteriosa desaparición de su antecesor, Reginald Ashram. El Consejo de Equidad se encarga no sólo de gobernar y guiar a la Liga, sino que constituye la corte suprema de apelación de las distintas entidades políticas de Valoran.

La Liga se divide en organizaciones que desarrollan cada uno de sus objetivos. Cada ciudad estado dispone de un emisario, un diplomático que sirve como representante político y cuya función es hacer cumplir la voluntad de la Liga. Los Adjudicadores son los árbitros asignados a los duelos en los Campos de la Justicia. El Consejo es el cuerpo de invocadores de alto rango que decide el resultado político correspondiente a cada batalla concluida.

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